Seguimos repasando lo que dio de si el ArcTanGent 2014, ahora sí, hablando de las jornadas propiamente dichas del festival, que ofrecían doce horas ininterrumpidas (de once de la mañana a once de la noche, más discoteca después) de conciertos cada una. Tengo que reconocer, antes de entrar en detalles, que disfruté como una enana en este festival. Descubrí muchísimos grupos que me encantaron, y los grupos que conocía y pude ver, en general, estuvieron muy a la altura. Los cabezas de cartel (MONO, God Is An Astronaut, This Will Destroy You, Russian Circles, Maybeshewill) fueron muy buenos, pero para mi los verdaderos diamantes entre el barro (nunca mejor dicho) aparecieron en los conciertos matinales. Como muchas veces digo, es en la letra pequeña, en los descubrimientos y las revelaciones donde un festival es memorable y por ello para mi el ArcTanGent ha sido fabuloso. Tenéis toda las fotos de los conciertos en nuestro álbum de Flickr. Dicho esto, empecemos a relatar.
Flies Are Spies From Hell
Para mi la mañana del viernes empezó poco antes de las 11:30 en uno de los escenarios medianos. Allí se encontraban Flies Are Spies From Hell, una banda londinense a la que solo he conocido a raíz de estudiarme el cartel del ArcTanGent pero que llamó bastante mi atención durante dicho proceso. Pocas formas mejores se me ocurren de comenzar el día, porque lo cierto es que este quinteto ofreció un concierto órdenes de magnitud superior a lo que me esperaba: si bien los discos que de ellos podemos escuchar en Spotify muestran una banda de post-rock clásico con inclinaciones hacia estridencias oscuras, en directo sonaron mucho más luminosos. Ofrecieron un set corto pero emocionante, con muchísima intensidad concentrada sobre el escenario y las melodías bien hilvanadas entre grandes dosis de ruido. Quedé más que satisfecha.
Monsters Build Mean Robots
Después me pasé, casi por casualidad, por el escenario principal, donde (con algo de retraso) comenzaba la intervención de Monsters Build Mean Robots. Aquí me llevé la siguiente sorpresa del día, puesto que aunque tenía esta banda marcada entre mis intereses, su magnífico último trabajo, Weshouldhavedestroyedourgeneralsnottheirenemies, no estaba en Spotify (se puede escuchar en su bandcamp). Me encontré con un rock no exclusivamente instrumental con una rica variedad de músicos sobre el escenario y una animosidad colorista que recordaba a la de los primeros tiempos de Arcade Fire y las etapas más vistosas de Sigur Rós. Aunque pusieron a 7 personas sobre el escenario (violines incluidos), desarrollaron un sonido compacto y muy sorprendente que me atrapó durante toda su intervención y me ha hecho escuchar bastante su bandcamp desde entonces.
Rumour Cubes
En una línea muy similar a la anterior también estuvieron Rumour Cubes, que presentaban inmediatamente después su segundo álbum, Appearances of Collections. Todavía más instrumentos sobre el escenario, muy pocas voces en esta ocasión, solo la intervención puntual de una voz femenina para añadir algunos coros, y mucha y muy bella épica. Desarrollaron un set muy sencillo de escuchar, sin asperezas ni distorsiones, con bellos diálogos entre violines y violas acompañados de momentos explosivos en la percusión. Líneas esencialmente pop que hicieron de la media hora que tenían asignada un rato de lo más agradable.
Howard James Kenny
Acto seguido no me fui muy lejos y vi durante un rato a Olympians, formación de corte algo más indie, con un rock alternativo por momentos espasmódico pero, por lo general, sencillo. No me interesaron porque no hicieron nada que no haya visto antes muchas veces. En cambio, en el escenario PX3, el más pequeñito del festival, se desarrolló una de las pocas actuaciones puramente acústicas de éste: se trataba de Howard James Kenny, un cantautor británico que lleva el género del guitarrista solista hasta el extremo del sonido progresivo. Lo hace mediante el uso intensivo de pedales y bucles, con los que genera capas y capas de voz y arreglos de guitarra acústica que van sonando en directo de manera deliciosa. La delicada voz de tenor recordaba por momentos a algunos trabajos de Jonsi en solitario, y la cálida intensidad de las canciones haría las delicias de cualquier seguidor de Bon Iver. Quedé profundamente impresionada por la actuación de este artista, la verdad, porque tejió una atmósfera mágica que dejó a los presentes sinceramente boquiabiertos. La obvia tembladera y la humildad con la que se presentaba el chico completaba el círculo de ternura que despertaba todo el cuadro. Lástima que según sus palabras la del ArcTanGent fuera a ser su última actuación en solitario en la que presentara la colección de canciones que componen su (por ahora) único LP, Shelter Songs (2011). Esperemos que no sea lo último que escuchemos de él porque es un artista cautivador como pocos he visto últimamente.
Human Pyramids
Mi siguiente parada volvió a ser en el escenario principal para ver a Human Pyramids. Siguiendo la estela de sus dos predecesores, estos londinenses pusieron a más de diez personas sobre el escenario, con una nutrida sección de viento metal, varios tipos de instrumentos de cuerda, xilófonos, teclados y un director de orquesta que pusiera orden en todo ello. Tanto en la imagen que transmitían como en la actitud festiva de la que hacían gala me recordaron un poco a las orquestas y pasacalles tan populares en Valencia. Montaron rápidamente una fiesta llena de color que por momentos me recordó a las épocas en las que Yann Tiersen no ha compuesto música para abrirse las venas y, en bastantes cosas, a los barceloneses Berlinist, de los que hablamos aquí hace no mucho. Un sonido muy fresco y original aunque, tampoco puedo negarlo, un poquito repetitivo pasado el rato.
Super Squarecloud
Mientras se desarrollaba dicho concierto, de nuevo en el escenario pequeño otra banda me había llamado la atención y también pasé a ver qué hacían. Se trataba de los también londinenses Super Squarecloud, con un sonido pop pero mucho más experimental y complicado. Sonidos y actitudes gatunas en unas canciones con ácidas pinceladas de jazz que si bien es cierto no eran tan divertidas y fáciles de seguir como lo de Human Pyramids, sonaban mucho más innovadoras.
The Physics House Band
Ahondando todavía más en los sonidos experimentales y las composiciones matemáticas, The Physics House Band, que ya habían tocado la noche anterior, sustituyeron de urgencia la intervención de Purson. Fue afortunado porque no los había podido ver antes y, aunque ante poca gente, montaron un auténtico viaje astral de locura en la carpa Yohkai. Con la percusión en primer plano en torno al cual giró la intervención, ésta fue trepidante y bastante sorprendente. A mi que el math rock de esta gente en disco nunca me ha interesado, me hicieron quedarme en dicha carpa de principio a fin y disfrutarlo plenamente.
EF
Ya a las cuatro de la tarde (ojo a los horarios porque los días en este tipo de festivales son interminables) volví al escenario principal, dónde realicé uno de los descubrimientos más gratificantes de todo el fin de semana. Se trató de la formación sueca EF, a la que no había oído jamás y que me rindieron sin fisuras (acabé comprando discos y camisetas, de hecho). En formato disco parecen, al menos en principio, ser una formación post-rockera onírica con puntitos épicos más, pero eso no es para nada lo que vi sobre el escenario. En el ATG se presentaron unos músicos de extraordinaria precisión y compenetración que fueron armando poco a poco una explosión de rock que no se veía venir por ninguna parte. La química entre todos los músicos de la banda era muy fuerte y el modo en el que iban dosificando los estallidos de emoción que les invadían, muy bien medido y calculado. Cuando dejan que intervengan voces pasan a ser una banda de rock progresivo muy oscuro que tira de tensiones prolongadas (tal vez demasiado) para llegar a unos éxtasis guitarreros sensacionales. Muy bien por ellos, me encantaron y no veo el momento de volver a verlos.
Tellison
Entre el cartel del ArcTanGent había algunas concesiones al indie-pop birtánico y Tellison era una de ellas. Concesiones, eso sí, elegidas con un gusto exquisito. Esta banda me recordó en muchos momentos a Ash y Snow Patrol (que son geniales y me partiré la cara con quien diga los contrario), aunque con un poso algo más guitarrero. La chavalada asistente al festival se congregaba en la carpa Bixler en la que estaban programados cuando la lluvia ya empezaba a ser una constante del viernes y la formación de barro se iba haciendo inevitable. Fueron correctos y entretenidos, cosa que no está del todo mal cuando llevas un rato escuchando melodías francamente complejas.
Crippled Black Phoenix
Con la actuación de Crippled Black Phoenix en el escenario principal empezaban las palabras mayores de la jornada. Esta ecléctica formación, en la que cada músico parecía venir de un universo diferente, desplegó un concierto complicado y difícil de explicar. A pesar de la aparente contundencia de su sonido, yo habría esperado una intervención de mayor tonelaje, con más intervención de guitarras y melodías oscuras. El caso es que si uno se fija en los discos de esta gente, especialmente en el último, White Light Generator (2014), la mezcla de estilos que practican es difícil de homogeneizar. Tan pronto tienes un tema que es casi metalero como una canción que camina entre el folk americano y el blues, y esta maquinaria en ningún momento llegó a atraparme. Cada vez que oía algo que me parecía especialmente atractivo o se generaba una atmósfera particular, era rápidamente rota para pasar a algo que tenía poco que ver. Y así el concierto se me hizo mucho menos interesante de lo que habría esperado, aunque no cabe duda de que técnicamente la banda sonó bien y siempre es bienvenido ver a un grupo tan diverso y prestigioso como este.
Tras esto cambié de nuevo de escenario para pasarme a ver a Tera Melos, que practican un rock instrumental con tintes experimentales pero sin la estridencia del math rock. El caso es que su intervención me aburrió soberanamente: una mezcla de vocecillas y distorsiones que no acababan de producir melodías claras y que acabé aprovechando para irme a cenar, porque después sí que venía lo gordo.
This Will Destroy You
En el escenario principal, y ya lloviendo sin parar, se subían pasadas las ocho los texanos This Will Destroy You. Era mucho lo que esperaba del delicado y preciosista post-rock de esta gente y admito que me dejaron muy tibia. Si bien es cierto que todos sus trabajos huyen de la estridencia y el ruido, buscando la belleza en el punteo preciso y los colchones de teclados para ablandar más las melodías, no me esperaba un concierto tan… tranquilo. La banda tocó durante una hora con una frialdad absoluta hacia el público y, al menos bajo mi percepción (ojo que cuando salía del foso de fotógrafos me solía tocar quedarme un poco lejos del escenario), sin crear grandes tensiones o momentos de emoción entre ellos y la audiencia. El concierto fue una balsa de aceite en la que no se puede decir que algo sonó mal o que los temas que se interpretaron no fueran de incuestionable belleza; pero a mi me faltó mucha garra. Me dio la impresión de que hubo varias oportunidades perdidas para llevar el sonido plácido y tranquilo a un nivel más elevado tanto de ruido como de emoción (como hacen sin ir más lejos Caspian o Explosions In The Sky), sin que por ello tuviera que perderse la magia o la belleza de las melodías, y al final acabé un poco aburrida.
Maybeshewill
El contrapunto lo pusieron los casi locales Maybeshewill, que habían publicado Fair Youth (2014) esa misma semana. Aunque no tocaban en el escenario principal, lo suyo era carne de cabeza de cartel, y durante 60 minutos no dieron respiro. Fueron el torbellino imparable que ya conoce cualquiera que los haya visto en directo con anterioridad, pero alimentados por la aplastante belleza de sus nuevas canciones, que si bien en estudio suenan delicadas y tiernas, en directo fueron una auténtica apisonadora de sonido. Ya hemos hablado con anterioridad del tipo de energía que generan estos ingleses sobre el escenario, y solo se puede decir que aunque uno ya sepa a lo que va, la locura de espectáculo que dan no pierde intensidad. Maybeshewill tienen uno de los directos más flipantes que he visto nunca y dudo que llegue el día en el que me canse de verlos saltar y estallar en júbilo al término de cada estrofa, de cada frase. Como es habitual con ellos, coreos en ...In Another Life, We Were Both Cats y en Not For Want Of Trying y éxtasis generalizado con He Films the Clouds Pt. 2. Sin duda, uno de los mejores conciertos del festival, pero tampoco es que fuera una sorpresa.
Russian Circles
El último concierto del día fue el de los estadounidenses Russian Circles, uno de los nombres de mayor peso en el panorama post-rockero de la actualidad y a los que yo no había tenido ocasión de ver nunca. De los sonidos oscuros y algo más cercanos al math, aunque sin serlo exactamente, de este trío habría cabido esperar un éxtasis entre la audiencia. No se puede negar estos tres plantados sobre el escenario fueron una auténtica apisonadora, llevando al extremo el equipo de sonido del escenario principal y utilizando de manera magistral la línea de bajo para presentarse con una contundencia incuestionable. Mi problema es que fueron poco más que eso: tres tíos que no parecían ir más allá de la generación mecánica de sonidos graves, a veces hilados por una buena melodía, pero con poca conexión con el público y muy reducida química entre ellos. De este modo me volví a encontrar con que los tiempos del concierto sonaban completamente planos y el manejo de las tensiones, estallidos y emociones era frío y pobre. Tal vez también tenga que ver con que aunque no me desagradan en absoluto, no son Russian Circles la banda de mi vida, y tuve que ver el concierto desde lejos, refugiándome de la lluvia constante y horizontal como buenamente podía.
Para mi la conclusión del día estuvo clara: salvo Maybeshewill, fueron los nombre pequeños de la mañana y las primeras horas de la tarde los que hicieron de la segunda jornada del ArcTanGent algo fascinante para mi. Y la cosa no acaba aquí: todavía me queda por contaros toda la jornada del sábado, que tuvo otras 12 horas de música que fueron magníficamente coronadas por God Is An Astronaut y MONO. Seguiremos contando y publicando fotos que podéis ver en nuestro Flickr.
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